* Gary Hamel, Abril 14, 2015
** Harvard Business Review
Versión Original en Inglés: https://hbr.org/2015/04/the-15-diseases-of-leadership-according-to-pope-francis

Francisco

 

En LUZ ABRAHAM Consultores en Selección de Personal & Headhunting, hemos recibido hace pocos días este mes de April de 2015, un interesante artículo del Harvad Business Review, sobre Liderazgo. Escrito por Gary Hamel, PhD Profesor de Management en la U. Harvard y en la U. de Michigan.

Se trata de aquello que el Papa Francisco denomina “las enfermedades del Liderazgo”. Gary Hamel, como pensador y profesor de Management , considera que este discurso de Francisco es aplicable a los líderes actuales y futuros de nuestras organizaciones. Aunque Gamel se autodeclara como no católico, opina que el mensaje del Papa Francisco, dirigido a cambiar y mejorar estructuras actuales de la Iglesia Católica, debe ser conocido por los Gerentes y líderes de todas las organizaciones -no solo de la Iglesia- desde la perspectiva del Management moderno.

En LUZ ABRAHAM Selección de Personal & Headhunting lo hemos traducido al español y lo hemos incluido en nuestras actualizaciones permanentes. ¿por qué no considerar el pensamiento del líder espiritual de miles de líderes actuales y futuros, respecto al Liderazgo en nuestras organizaciones?

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pope-francis-00Francisco no ha ocultado su intención de reformar radicalmente las estructuras administrativas de la Iglesia Católica, que él considera como insular, imperiosa y burocrática. Él entiende que en un mundo hiper-cinético como el actual, los líderes introspectivos y auto-obsesionados son un pasivo.

El año pasado 2014, justo antes de Navidad, el Papa Francisco se dirigió a los líderes de la Curia Romana – los Cardenales y otros funcionarios que se encargan de gestionar la estructura bizantina de órganos administrativos de la Iglesia. El mensaje del Papa a sus colegas fué contundente. Los líderes son susceptibles a una variedad de enfermedades debilitantes, incluyendo la arrogancia, la intolerancia, la miopía y la mezquindad. Cuando esas enfermedades no se tratan, la propia organización se debilita. Para tener una iglesia saludable, necesitamos líderes sanos.

A través de los años, he escuchado decenas de expertos en Alta Dirección, enumerando las cualidades de los grandes líderes. Rara vez, sin embargo, hablan claramente sobre los defectos, las “enfermedades” del liderazgo. El Papa es más directo. Él entiende que como seres humanos tenemos ciertas inclinaciones y no todas ellas son nobles. Sin embargo, los líderes deben mantenerse a un alto nivel, ya que su ámbito de influencia hace que sus propias dolencias sean particularmente infecciosas.

La Iglesia Católica es una burocracia: una jerarquía poblada por almas de buen corazón, pero imperfectas. En ese sentido, la Iglesia no es muy diferente a vuestras organizaciones. Es por eso que el consejo del Papa es relevante a los líderes de cualquier parte del mundo.

Teniendo esto en mente, me pasé un par de horas traduciendo el discurso del Papa en algo que fuese un poco más cercano a nuestra jerga corporativa. (Desconozco si hay una prohibición de parafrasear pronunciamientos o declaraciones del Papa, pero como yo no soy Católico, estoy dispuesto a asumir el riesgo.)

Dado lo anterior, he aquí el pensamiento del Papa en relación a las quince “enfermedades” del Liderazgo (más o menos):

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Un equipo directivo que ejerce liderazgo, está permanentemente llamado para mejorar y crecer en buena relación y con sabiduría, a fin de llevar a cabo plenamente su misión. Y, sin embargo, como cualquier órgano, como cualquier cuerpo humano, también se expone a enfermedades, a mal funcionamiento, a deficiencias. Aquí me gustaría mencionar algunas de estas “enfermedades de liderazgo.” Son enfermedades y tentaciones que pueden debilitar peligrosamente la eficacia de cualquier organización.

  1. Pensar que somos inmortales, inmunes, o derechamente indispensables, y -por tanto- dejar de lado la necesidad de revisar lo que hacemos. Un equipo de liderazgo que no es autocrítico, que no segue el ritmo de las cosas, que no busca estar siempre en forma, es un cuerpo enfermo. Un simple vistazo al cementerio podría ayudarnos a ver los nombres de muchas personas que pensaban que eran inmortales, inmunes, e indispensables! Es la enfermedad de los que se convierten en amos y señores, que piensan que están por sobre los demás y no a su servicio. Es la patología del poder y viene de un complejo de superioridad, de un narcisismo que mira con pasión su propia imagen y no ve la cara de los demás, especialmente la cara de los más débiles y los más necesitados. El antídoto contra esta plaga es la Humildad. Decir de todo corazón: “Yo no soy más que un sirviente. Sólo he hecho lo que era mi deber “.
  2. Otra enfermedad es la Adicción al Trabajo. Se encuentra en aquellos que se sumergen en el trabajo e inevitablemente descuidan “descansar un rato”. El descuido del descanso necesario conduce al estrés y la agitación. Un tiempo de descanso para quien que ha completado su trabajo, es necesario, obligatorio y debe ser tomado en serio: pasar suficiente tiempo con la familia y respetar las vacaciones, como importantes momentos para recargar y recuperarse.
  3. Luego está la enfermedad mental (y emocional) de la “petrificación”. Se encuentra en los líderes que tienen Identify (1)un corazón de piedra, que han cerrado su mente con la “dura cerviz”, en aquellos que en el curso del tiempo pierden su serenidad interior, pierden su positivo estado de alerta y audacia, escondiéndose debajo de una pila de papeles y flujos de información, convirtiéndose en empujadores de papel y no en hombres y mujeres compasivos. ¡Es peligroso perder la sensibilidad humana que nos permite llorar con los que lloran y regocijarnos con los que se gozan! Debido al paso del tiempo, nuestros corazones se endurecen y se vuelven incapaces de amar a todos los que nos rodean. Ser un líder humano significa tener los sentimientos de humildad y abnegación, de desprendimiento y generosidad.
  4. La enfermedad de la planificación excesiva y del funcionalismo. Cuando un líder planea todo, hasta el último detalle, y cree que con esa planificación “perfecta”, todas las cosas estarán en su lugar, él o ella se convierte en un contador o un gerente de oficina. Las cosas deben prepararse bien, pero sin caer en la tentación de tratar de eliminar la espontaneidad y la incertidumbre, que siempre son más flexibles que todos los planes humanos. Contraemos esta enfermedad, ya que es fácil y cómodo instalarse en nuestras propias formas sedentarias e inmutables
  5. La enfermedad de la escasa coordinación. Cuando los líderes pierden el sentido de comunidad entre ellos, el cuerpo pierde su funcionamiento armonioso y su equilibrio; entonces se convierte en una orquesta que produce ruido: sus miembros no trabajan juntos y perder el espíritu de Camaradería y Trabajo en Equipo. Cuando el pie le dice al brazo: ‘Yo no te necesito’, o la mano le dice a la cabeza: “Yo estoy a cargo”, crean incomodidad y estrechez de miras.
  6. También hay una especie de ” Alzheimer del Liderazgo”. Consiste en la pérdida de la memoria de los que nos nutrieron, de nuestros mentores y quienes nos inspiraron en nuestros propios caminos. Esto lo vemos en los que han perdido la memoria de sus encuentros con los grandes líderes que los inspiraron; en los que están completamente atrapados en el momento presente, en sus pasiones, caprichos y obsesiones; en los que construyen muros y rutinas alrededor de sí mismos, y así convertirse cada vez más en esclavos de ídolos tallados por ellos mismos y por sus propias manos.
  7. La enfermedad de la rivalidad y vanagloria. Cuando las apariencias, nuestras ventajas y nuestros títulos se convierten en el objeto principal en la vida, nos olvidamos de nuestro deber fundamental como líderes. “Nada hagáis por contienda o por vanagloria, sino con humildad y considerando a los demás como superiores a nosotros mismos.” Como líderes, debemos buscar no sólo a nuestros propios intereses sino también por los intereses de los demás
  8. La enfermedad de la esquizofrenia existencial. Esta es la enfermedad de los que viven una doble vida, el fruto de
    Her1esa hipocresía típica de los mediocres y de un vacío emocional progresivo que ningún logro o título pueden llenar. Es una enfermedad que afecta a menudo a los que ya no están en contacto directo con los clientes y empleados “normales”, y se limitan a asuntos burocráticos, perdiendo así el contacto con la realidad, con las personas concretas.
  9. La enfermedad de los chismes, los ruidos, y la maledicencia. Esta es una grave enfermedad que comienza simplemente, tal vez incluso en una pequeña charla, y se hace cargo de una persona, convirtiéndola en un “sembrador de malas hierbas” y en muchos casos, un asesino a sangre fría del buen nombre de sus colegas. Es la enfermedad de cobardes que no tienen la valentía de hablar directamente, sino que hablan a espaldas de los demás. ¡Estemos en guardia contra el terrorismo de la maledicencia!
  10. La enfermedad de idolatrar a los superiores. Esta es la enfermedad quienes cortejan a sus superiores, con la esperanza de ganar su favor. Son víctimas de arribismo y el oportunismo; honran personas por sobre la misión más mayor de la organización. Ellos sólo piensan en lo que pueden obtener y no de lo que deberían dar; personas de mente estrecha, infelices e inspirados sólo por su propio egoísmo letal. Los directivos pueden verse afectados por esta enfermedad, cuando tratan de obtener la sumisión, lealtad y dependencia psicológica de sus subordinados, pero el resultado final es complicidad malsana.
  11. La enfermedad de la indiferencia hacia los demás. Aquí es donde cada líder piensa sólo en sí mismo, y pierde la verdadera sinceridad y calidez de las relaciones humanas. Esto puede ocurrir de muchas maneras: Cuando la persona que más sabe no pone su conocimiento al servicio de los colegas que saben menos, cuando se aprende algo y luego lo guardes para ti, en lugar de compartir ese aprendizaje, de una manera útil con otros; cuando por celos o engaño se toma alegría al ver que otros caen en lugar de ayudarlos y animarlos
  12. La enfermedad del rostro abatido. Usted ve esta enfermedad en aquellas personas sombríos y adustas que piensan que la seriedad dice relación con un rostro de melancolía y gravedad, tratando a los demás -sobre todo a quienes consideran sus inferiores- con rigor, brusquedad y la arrogancia. De hecho las muestras de gravedad y pesimismo pope-francis-1estéril son frecuentemente síntomas del miedo e inseguridad. Un líder debe hacer un esfuerzo para ser cortés, sereno, entusiasta y alegre. Una persona que transmite alegría donde quiera que va. Un corazón feliz irradia una alegría contagiosa: es evidente de inmediato! Un líder nunca debe perder ese espíritu alegre, buen humor e incluso autocrítico que hace que las personas sean amables, incluso en situaciones difíciles. ¡Que beneficiosa es una buena dosis de humor! …
  13. La enfermedad del acaparamiento. Esto ocurre cuando un líder intenta llenar un vacío existencial en su corazón, mediante la acumulación de bienes materiales, no por real necesidad, sino que con el sólo fin de sentirse seguro. El hecho es que no somos capaces de llevar los bienes materiales con nosotros cuando salimos de esta vida, ya que “la mortaja no tiene bolsillos”. Nuestros tesoros materiales nunca serán capaces de llenar ese vacío; por el contrario, sólo lo harán más profundo y más exigente. ¡La acumulación de bienes sólo entorpece e inexorablemente ralentiza el viaje!
  14. La enfermedad del Círculo Cercano, donde la pertenencia a grupo cerrado se vuelve más poderoso que nuestra identidad compartida. Esta enfermedad también comienza siempre con buenas intenciones, pero con el paso del tiempo se esclaviza a sus miembros y se convierte en un cáncer que amenaza la armonía de la organización y causa un inmenso mal, especialmente a quienes tratamos como forasteros. El “fuego amigo” de nuestros compañeros de armas, es el peligro más insidioso. Es el mal que ataca desde dentro. Como dice la Biblia: “Todo reino dividido contra sí mismo es asolado”.
  15. Finalmente: la enfermedad de la extravagancia y la auto-exposición. Esto ocurre cuando un líder convierte su servicio poder, y utiliza ese poder para obtener beneficios materiales, o para adquirir un poder aún mayor. Esta es la enfermedad de las personas que insaciablemente tratan de acumular poder y para ello están listos para calumniar, difamar y desacreditar a los demás. Aquellos que se exhiben para demostrar que son más capaces que otros. Esta enfermedad hace mucho daño, pues lleva a la gente a justificar el uso de cualquier medio para alcanzar su objetivo, a menudo en nombre de la justicia y la transparencia! Aquí me acuerdo de un líder que acostumbra a llamar a los periodistas para contar e inventar asuntos privados y confidenciales relacionados con sus colegas. Lo único que le preocupaba era poder verse a sí mismo en la primera página, ya que esto lo hacía sentir poderoso y lleno de glamour, causando un gran daño a los demás y la organización.

Amigos, estas enfermedades son un peligro para cada líder y cada organización, y pueden ocurrir a nivel de la comunidad y a nivel del individuo.
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Pope Francis

 

 

Así que, ¿eres un líder saludable? Utiliza el inventario del Papa Francisco de “enfermedades del liderazgo” para averiguarlo. Pregúntate a ti mismo, en una escala de 1 a 5, ¿en qué medida yo……

  • - Me siento superior a los que trabajan para mí?
  • - Demuestro un desequilibrio entre el trabajo y otros ámbitos de la vida?
  • - Sustituyo la verdadera intimidad humana?
  • - Confío demasiado en los planes y no lo suficiente en la intuición y la incertidumbre?
  • - Gasto demasiado poco tiempo rompiendo silos y construyendo puentes?
  • - Dejo de reconocer siempre la deuda que le debo a mis mentores y para los demás?
  • - Deposito demasiada satisfacción en mis prebendas y privilegios?
  • - Me aislo de los clientes y empleados de primer nivel?
  • - Denigro los motivos y los logros de los demás?
  • - Exhibo o aliento una deferencia indebida y servilismo?
  • - Pongo mi propio éxito por delante del éxito de los demás?
  • - Dejo de cultivar un ambiente de trabajo lleno de alegría y diversión?
  • - Expongo egoísmo cuando se trata de compartir las recompensas y alabanzas?
  • - Incentivo mi circulo cercano en lugar de la comunidad?
  • - Me comporto de una manera que parece egocéntrica a los que me rodean?

Al igual que en todas las cuestiones de salud, es bueno tener una segunda o tercera opinión. Pídale a sus colegas que lo evalúen en los mismos quince artículos. No se sorprenda si dicen, “Oiga jefe, usted no no se ve muy bien hoy.” Al igual que una serie de pruebas médicas, estas preguntas pueden ayudarle a concentrarse en las oportunidades para prevenir enfermedades y mejorar su salud. Una evaluación del liderazgo papal puede parecer un poco exagerado. Pero recuerde: las responsabilidades que Ud. tiene como líder, y la influencia que tiene sobre la vida de otros, pueden ser profundos. ¿Por qué no considerar al Papa – un líder espiritual de líderes – por sabiduría y consejo?■

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(*)Gary Hamel, PhD, (61años) es un reconocido e influyente profesor de Management de la Universidad de Harvard y de la Universidad de Michigan. Es fundador de Estrategos, Consultora Internacional con sede en Chicago. The Wall Street Journal clasificó en 2008 a Gary Hamel como uno de los expertos en negocios más influyentes del mundo.Además, la revista Fortune le ha llamado “el mayor experto del mundo en estrategia de negocios”.

 

(**)Traducción al Español: Víctor Yáñez Arancibia, Ing Civil, MSc, MBA, Gerente General de HTH Global Mining S.A.,  Profesor Universitario y Socio-Director de LUZ ABRAHAM Consultores en Selección de Personal & Headhunting.